Hace unas semanas te contaba cómo mi viaje a Copenhague me había abierto los ojos en muchos aspectos. Viví muchas primeras veces: la primera vez que me hicieron propuestas tan indecentes, la primera vez que visité tiendas de BDSM y la primera vez que compré unas pinzas para los pezones. Pero hubo otra, la primera vez que probé una magic wand.
Yo llevaba solo unos meses explorando el lado erótico del mundo, el del sexo alternativo. Y desde el principió leí y oí hablar de la famosísima magic wand: un juguete erótico con un cabezal que estimulaba lo que tú quisieras y más. Por aquel entonces yo no tenía más de dos juguetes eróticos; me da hasta ternura recordarlo. No te miento, no eran nada del otro mundo. Un vibrador de una marca desconocida que seguramente ya ni existe y un huevo de Picobong. La historia de estos dos te la contaré otro día.
El caso es que aproveché mi paso por lo que parecía la capital de la libertad erótica (debo decir que todavía no había tenido la ocasión de visitar Ámsterdam) para hacerme con una de esas famosas magic wands. Además, la varita tiene miga, porque se dice que se empezaron a comercializar hace décadas sin restricciones en varios países como masajeadores personales para aliviar contracturas. Sin embargo, muchas personas le dieron uso para aliviar otro tipo de malestares.
Visité varias tiendas y al final me animé con una que se parecía a la magic wand original, pero era mucho más barata. Fue en mi último día en Copenhague: mi vuelo salía por la noche y había tenido que dejar la maleta en la consigna del hotel, así que no tenía acceso a la intimidad de mi habitación frente al Tivoli. Mis ganas de probar mi nueva compra fueron tales que me metí en el baño del hotel, lavé el juguete y lo probé allí mismo. Años después, sigo preguntándome si alguien escuchó el ruido al otro lado de la puerta.
Es por esta historia que conocer a Victoria me transportó a 2014. Con este nombre tan poderoso, Diversual ha bautizado a su magic wand, que conserva lo mejor de este tipo de juguete y, al mismo tiempo, es completamente distinta.
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