Sí, las sáficas también debemos cuidar el suelo pélvico

Supe de la existencia del suelo pélvico tarde, pese a ser una zona a la que hay que prestar atención, y sé que no soy la única a la que le ha ocurrido. De hecho, según un estudio reciente de Intimina, casi el 60 % de las mujeres cis españolas nunca han sido informadas sobre el suelo pélvico por parte de los servicios de ginecología. A ello se le suma el enfoque cisheterosexual de prácticamente todas las campañas de publicidad o concienciación que aparecen en cualquier medio, donde la representación de mujeres sáficas es inexistente. Eso nos deja, como es evidente, con muchas preguntas: ¿nosotras también debemos cuidarlo?, ¿el suelo pélvico es solo cosa de mujeres?, ¿tenemos que ejercitarlo a lo lago de toda nuestra vida?, ¿y si no tenemos intención de quedarnos embarazadas?



Estas dudas y otras tantas las tuve yo en su momento y me las siguen planteando algunas lectoras sáficas, sobre todo cuando hablo de productos para ejercitar el suelo pélvico. Así que ante la oportunidad de poder entrevistar a María Pérez, que es fisioterapeuta experta en suelo pélvico, creadora de La Pelvis Revolution y colaboradora de Intimina, pensé que un artículo específicamente enfocado al suelo pélvico en mujeres sáficas despejaría muchas incógnitas.


Pero comencemos por los básicos: ¿qué es el suelo pélvico? El suelo o piso pélvico es una estructura de músculos y tejidos que nos ayudan a sostener otros músculos. María lo explica de una manera muy sencilla: es más o menos la zona de nuestro cuerpo que está en contacto con la silla cuando estamos sentadas. Y, aunque poco nos hablan del suelo pélvico mientras crecemos, es una zona fundamental que requiere atención, pues “tiene funciones muy importantes como son la continencia urinaria y fecal, la estabilidad del tronco, participa en la sexualidad, ayuda a amortiguar y gestionar las presiones dentro del abdomen y da un soporte extra durante el embarazo”.



Otro de los mitos a los que nos enfrentamos en relación a esta zona es que es cosa de mujeres cis o personas con vulva. Pero nada más lejos de la realidad: María nos explica que las personas con pene también tienen suelo pélvico, aunque por sus características anatómicas difícilmente se relacionan con esta estructura los problemas que puedan surgir. 


Podemos saber que nuestro suelo pélvico necesita que le echemos un vistazo si experimentamos alguna de estas señales de alarma:


pérdidas de orina, heces o gases (1 de cada 3 mujeres cis españolas sufrimos pérdidas de orina)
➤ ganas bruscas y repentinas de orinar que pueden ir unidas a pérdidas de orina
también si esas ganas no corresponden con la cantidad de orina (tenemos muchas ganas y hacemos muy poco pis)
➤ asimismo, si vamos a orinar más de 10 veces al día o cada poco tiempo
➤ estreñimiento, hemorroides o fisuras anales
➤ sensación de pesadez en la vagina, la vulva o el ano (sensación de tampón mal puesto, de cogestión o de tener una bola).
➤ dolor en la pelvis, en la vulva, en la vagina, en el pene, los testículos o en la zona perianal
➤ lumbalgias que se repiten
➤ dolor o molestia durante o después de las relaciones sexuales, incluyendo dolor relacionado con el orgasmo
➤ dolor menstrual.
➤ si entra aire en la vagina y/o tenemos pedos vaginales
➤ si aparecen síntomas como la incontinencia o la pesadez pélvica o vaginal durante o después de un esfuerzo o de un entrenamiento

Ahora bien, es posible que, hasta aquí, pienses que tu suelo pélvico está en óptima forma, pero ojo: hay que cuidarlo a lo largo de toda nuestra vida, a pesar de que parezca que solo se habla de esta zona en relación al embarazo o la menopausia. Además, como apunta María, y no podría estar más de acuerdo, también es necesario abordarlo en la niñez: si educamos a las nuevas generaciones para que tomen conciencia de que el suelo pélvico existe, “la nombramos con naturalidad y les enseñamos a sentirla es más probable que se ahorren problemas en el futuro”.



Además, existe una estrecha relación entre el suelo pélvico y la vida sexual. Como explica María, “El suelo pélvico forma parte de las estructuras de sostén de la vagina y participa en la estimulación del clítoris y en las contracciones reflejas que se producen en el orgasmo. Si tenemos un suelo pélvico fuerte, tonificado, elástico y tenemos una buena conciencia corporal de la zona es más probable que la intensidad de los orgasmos sea mayor”. Es decir, que un suelo pélvico en forma nos ayudará a tener orgasmos más intensos, mejorar la lubricación vaginal, experimentar una mayor elasticidad y sentir una mayor sensibilidad al estimularla.


Pero ¿cómo cuidar del suelo pélvico según el momento vital en el que nos encontremos? La situación que atravesamos cada una de nosotras es muy diversa y podemos necesitar un tipo de cuidado distinto. María asegura que depende de cada mujer, pues el proceso difiere de unas a otras y también hay que tener en cuenta si tomamos algún tipo de medicación hormonal. Algunos ejemplos que aporta:


  • En un proceso de reproducción asistida. Algunas de nosotras tenemos que enfrentarnos a la hormonación que acarrea una inseminación o una in vitro, además del embarazo, el parto y el postparto. María recomienda el trabajo del suelo pélvico y sus estructuras para tener una buena movilidad y ganar conciencia corporal. Añade que puede ser necesario trabajar la fuera y la potencia con ejercicios de contracción, aunque comenta que se pueden ejercitar el tono y la resistencia también al trabajar otras zonas, pues el “ejercicio de fuerza de todo el cuerpo, ejercicios de impacto adaptados a cada y/o de equilibrio que ayudan a activar de forma automática y en su justa medida tanto al suelo pélvico como al abdomen”.
  • En la menopausia. Según un estudio de Intimina, la satisfacción de las encuestadas disminuyó en un 93 % en esta etapa. En la menopausia necesitamos entrenar la fuerza, la tonificación y la respuesta automática. Para equilibrarlos, María aconseja los ejercitadores pélvicos, como KegelSmart 2 y Laselle, ambos de Intimina.
  • Mujer cis: en el resto de las etapas. El objetivo es tener conciencia corporal, tener un suelo pélvico fuerte, tonificado y elástico. Para ello, debemos saber en qué estado se encuentra nuestro suelo pélvico, concretar los objetivos y encontrar la manera de llegar a ellos.
  • Personas con pene. Es relevante conocer las sensaciones de contracción y empuje del suelo pélvico y no descuidarlo en el día a día, como en el momento de hacer ejercicio.


La mejor forma de saber en qué punto nos encontramos es realizar una valoración completa de suelo pélvico. A partir de esa valoración, podremos saber si lo que necesitamos son ejercicios de contracción (como los Kegel), el complemento de productos con esta finalidad (como bolas chinas o ejercitadores pélvicos) o algún tipo de propuesta terapéutica más especializada.



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Si lo que necesitamos es trabajar la fuerza, mi favorito es KegelSmart 2: un ejercitador pélvico que nos ayuda a incorporar el entrenamiento de esta zona en nuestro día a día sin complicaciones. Tiene unos sensores táctiles que registran la fuerza de nuestro suelo pélvico y adaptan los ejercicios automáticamente para ese momento. Con 5 minutos al día y gracias al programa de biorretroalimentación inteligente, nuestra rutina de ejercicios irá evolucionando para contribuir a un suelo pélvico en forma.
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En definitiva, el suelo pélvico es una zona que requiere atención y, en algunos casos, también dedicación. Ese diagnóstico inicial por parte de una persona especialista en suelo pélvico es, sin duda alguna, imprescindible, y supone el primer paso para saber de dónde partimos y qué necesitamos hacer, porque un suelo pélvico tonificado nos ayudará a disfrutar más del sexo, a tener una mejor calidad de vida y a garantizar una buena salud de la zona.


Este artículo ha sido posible gracias a la labor divulgativa de Intimina y las facilidades para poder abordar cuestiones más específicas de la comunidad sáfica con la fisioterapeuta especializada María Pérez.

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